Ahí me encontraba yo, en un frío día de otoño en el que el sol palidece ante las obscuras nubes, sentado en la vieja y heredada cama, la del hierro frío y oxidado, la del colchón de orines, la de las manchas amarillas, el frenético y escandaloso olor de la alcoba de mi vecino llegaba hasta mis narices y me sentí nauseabundo.
Acostado sobre mi cama, el viejo colchón se convertía en mi complice, hice un giro de 180 grados, cerré los ojos y apoye mi frente cansada sobre la almohada, los ácaros invadían mi nariz, sentía sus patitas moverse de un lado a otro, pero mi cuerpo los rechazo, adiós.... vuelan en un tornado proveniente de mi nariz, tratan de acercarse nuevamente, pero en este momento solo hay espacio para su figura esa que parásita mi mente y se fija en una esquina de mis recuerdos.
Miro hacia el horizonte ya desconozco los límites del tiempo y el espacio. Su figura, oh su imagen, ojala pudiera describirla, pero es tan tenue, tan fugaz y a la vez tan intensa que no encuentro palabras para hacerlo, y no quiero que te crees una falsa imagen amigo, o es que acaso nunca has pensado que la transmisión de información por palabras no es la más conveniente?, y no me pidas una foto pues podrías escandalizarte.
Ahora, creo que es mi olor, huele como a sui generis, después de mucho tiempo voy a tomar un baño, uno helado y corto, no uso jabón, mi cebo es el mejor humectante, su olor a entrañas me recuerda que aun estoy vivo, seco mi piel, ya me siento más fresco. Voy nuevamente a mi cama, mes siento en ella, miro una montaña de papeles sobre una superficie de madera destruida por la humedad y cubierta de telarañas, ese cipre envejecido al que un día llame escritorio complice de mis secretos y cuna de mi creatividad, me recuerda lo caótico de mi escritura y lo frustrante de mis inicios.
Algún día te encontrare.
lunes, 17 de septiembre de 2012
jueves, 2 de agosto de 2012
A mi amor
Ha nacido un niño de piel canela y cabellos negros
El más ancho de los ríos le escuchó gritar
Sobre sus pies
descalzos aprendió a caminar
Zapatos no le gustaba usar
Sintió la frescura de la tierra que le vio crecer
Aprendió a dibujar, le gustaba inventar, le gustaba soñar
Le gustaba volar
Su piel cada día más oscura y áspera
Sus brazos y piernas cada día más largos
cara de adulto y alma de niño
Aun no te gusta usar zapatos
Llego la hora de partir
Llego la hora de escalar la alta montaña
La montaña de la vida
Caminó y caminó
Caminó y escaló
Se acerco más a las estrellas y tropezó con algunas de ellas
Camino y aprendió
Aprendió a escuchar, aprendió a inventar, aprendió a soñar
Le gustaba volar
Su piel cada día más blanca
Su mente cada día más ágil
Su corazón cada día más grande
23 escalones llevas ya
Vamos niño de color canela
Vamos niño de gran corazón
Nunca dejes de escalar
Y sobre todo nunca dejes de soñar
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