Tez verde,
vestidos rojos, zapatos de cuero, hebilla de metal, un aspecto muy gracioso
Panza en
forma de pera, nariz respingadita que duendecito más curioso
La ra, la la la, la
la la la la la raaa, la la la, la
la la la
A la luz de
la luna entonaba nuestro amigo un soneto más bien lujoso
Que le
inspiraba a concentrarse, no hay un duende más laborioso
Se pierde en
las profundidades del bosque mientras su carretilla empuja sudoroso
Los pajaritos
se unen al coro y contagian de alegría el verde paisaje boscoso
Que le sirve
de fondo a esta historia de un duendecito bondadoso
Una fría
noche de Diciembre descubre en un sitio misterioso
Un pórtico de madera
que recuerda a un cerezo frondoso
El atrevido
duendecillo empuja con sus manos de aspecto jocoso
La
puertecilla que le conduce a aquel espacio ruidoso
Se esconde
detrás de una superficie de color escandaloso
Escucha
gemidos escondidos y de sonido doloroso
Y por primera
vez nuestro duende se siente menos ostentoso
Pues tiene
enfrente a un pequeño con lágrimas y sollozo
100
centímetros sobre el piso no son suficientes para sentirse poderoso
Nuestro chiquillo
es un niño pobre, triste y muy miedoso
Todas las
noches tiene frío y sueña con manjares deliciosos
Llora por
compañía e implora por un ambiente caluroso
Caluroso de
cariño, cálido y afectuoso…
El duende se
detiene, no escucha más el sollozo
El pequeño ha
caído en un sueño, uno en donde es muy goloso
Con sus diminutos
zapatos de cuero se acerca un poco dudoso
Para arropar
al chiquillo y arrullar sus anhelos majestuosos
La ra, la la la, la
la la la la la raaa, la la la, la
la la la
Entona el soneto
que al emanar de su boca vuelve a sonar pomposo
En su sueño
el pequeño danza, juega y canta valeroso
Acude todas
las noches a su cita con el pequeño maravilloso
Entona una
canción de cuna y narra un cuento chistoso
Para al niño
animar en medio de sueños gloriosos
Lleva consigo
manzanas, peras y ramas del bosque frondoso
Cubriendole
con ternura y dándole un ambiente caluroso
Caluroso de
cariño, cálido y afectuoso…